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¿Qué hay en un nombre? Para Adrian Shala y Adrian Schweizer, es una década -y contando- de creatividad conjunta. Tras conocerse en Zúrich en 2008, Adrian & Adrian se hicieron inseparables, no sólo como amigos, sino también como artistas. Los dos se labraron una carrera como uno de los dúos de DJ/productor más constantes de la escena house y techno: Adriatique.
La clave de una asociación duradera es, por supuesto, complementarse, y los dos Adrians lo hacen admirablemente. Desde el punto de vista musical, sus distintos gustos se combinan en un sonido único, y su preferencia respectiva por el trabajo en estudio y la actuación significa que ambos aspectos están igualmente bien cubiertos.
Tanto las actuaciones de Adriatique como sus producciones son largas, meditativas y de construcción implacable, siempre desafiando al oyente con sutiles giros que interrumpen su ritmo hipnótico. Sin embargo, el dúo es mucho más que una máquina de música electrónica bien engrasada. También viven juntos, hacen planes juntos y apoyan juntos el arte en todas sus formas.
Tras casi una década de trabajo conjunto, en 2016 se cumplió un viejo deseo de Adrian y Adrian: la fundación de su propio sello musical, una plataforma anexa para las artes. Con el nombre de Siamese, su sello publica música propia de Adriatique, así como producciones de otros, siempre que se adhieran al credo de los Adrians: que la música debe ser meditación. Siamese va más allá de la media de un sello discográfico y apoya también a artistas visuales y de performance, organizando noches de club en las que estos colaboradores son tan protagonistas como las estrellas de la música.
Basándose en su propia experiencia como extraños convertidos en socios a tiempo completo, Adrian y Adrian saben que es el acercamiento de las diferencias lo que alimenta la creatividad. Por eso, en el futuro, planean ampliar su red de colaboradores, así como el alcance creativo de las actividades de Siamese. Puede que lleven una década en el negocio, pero la verdadera misión de Adriatique no ha hecho más que empezar.
